lunes, 6 de marzo de 2006

EL VIENTO DERRIBA UN FICUS EN EL JARDÍN BOTÁNICO DE SAN FERNANDO

La noche entre el sábado 4 y el domingo 5 de marzo de 2006 no fue nada tranquila, ya que un intenso temporal de poniente golpeaba con fuerza la zona de la Bahía de CádizMientras que en Madrid, causó la única victima humana que se sepa, la propietaria de un refugio canino a la que aplastó un gran jaula arrastrada por al fuerza del viento, en el Jardín Botánico de San Fernando, un gran árbol, emparentado con los enormes y famosos ficus del mora, de Cádiz, sucumbió también ante el empuje del temporal. 

El Ficus rubiginosa o Higuera de Port-Jackson, es un árbol siempreverde, que en nuestro clima mediterráneo alcanza una altura entre 8 y 10 metros, mientras que en su hábitat natural, allá en Australia, puede llegar a los 15. El ejemplar derribado, media unos 8 metros desde la raíz desenterrada hasta la parte superior de su copa, y tenia un diámetro de 120 centímetros justo por debajo de la primera ramificación. 

Esta especie presenta una forma recta en su tronco, de corteza gris y ranurada, y una copa densa y aparasolada (redondeada). Su nombre especifico, ferruginea, hace referencia al color rojizo del envés tomentoso de sus hojas, por lo que algunos de sus nombres vulgares son Higuera Herrumbrosa, Ficus Herrumbroso o Ficus Oxidado. Estas hojas además, son coriáceas, alternas, elíptico-ovaladas y presentan un haz glabro, pudiendo llegar a medir entre 7 y 15 centímetros de largo, por unos 6 de ancho. 

Los frutos son axilares, sésiles, con pedúnculo muy corto y globosos de entre 1 y 1’5 centímetros de diámetro, y también cubiertos por su característica pubescencia ferruginosa, aunque sean de color verde amarillento.

Cuando se encuentra en un ambiente muy húmedo, desarrolla raíces aéreas desde sus ramas terminales e incluso su tronco. Esta especie es mucho más resistente al frío que otros Picus, y además muy tolerante a la proximidad del mar.

En efecto, esas son algunas de las virtudes que le hacían estar plantado en esa zona del Jardín Botánico (en el extremo SW del mismo, junto al muro que da a la carretera nueva, a la altura del Punto Limpio). Los parterres que se encuentran a todo lo largo de este muro están compuestos de especies exóticas en su mayoría, y muestran la flora ornamental de los parques y jardines de los municipios de la Bahía de Cádiz. De hecho, esta zona se denomina, en el esquema de distribución del Botánico, el Jardín de la Bahía.

El principal motivo para que se sitúen todas estas plantas de procedencia diversa en un Jardín Botánico como el de San Fernando, dedicado a la conservación, divulgación y disfrute de las especies autóctonas, es ni más ni menos que el de crear una barrera vegetal, que atenúe los efectos de los vientos de poniente (predominantes en nuestra costa) que además de ser fuertes e intensos, traen el “spray” marino. 

La humedad ambiental aquí, se debe principalmente a la influencia marina, y además de vapor de agua, con los vientos viajan sales marinas que pueden afectar tanto a metales (todos conocemos lo rápido que puede oxidarse la carrocería de un coche que haya perdido algo de pintura y aparque frecuentemente cerca de un paseo marítimo, por ejemplo) como a plantas que no están adaptadas a estos agentes químicos.

En el Jardín Botánico, su sancta sanctorum esta definido por la cuadricula formada por las 24 parcelas centrales, en la que se representan 8 diferentes ecosistemas forestales de la provincia de Cádiz, en función de diversos parámetros como humedad y calidad del suelo, insolación, presencia de nutrientes,...etc., así como sus correspondientes series de sucesión-degradación, hasta llegar a los cultivos de huerta pasando por los correspondientes estados de matorral.

Sin la protección de la barrera verde de estos grandes árboles y matorrales, muchos de ellos tropicales, las plantas autóctonas del Jardín Central Mediterráneo estarían expuestas al bombardeo químico del rocío marino, quemando sus brotes, yemas y hojas, con lo que entonces, tardarían poco en morir, o sobrevivirían en condiciones lamentables, teniendo que invertir mucho más en su mantenimiento, reposición o tratamientos, puesto que al estar debilitadas, quedarían a merced de las plagas.

Así que podemos decir del ficus caído, que cayó en acto de servicio, mientras resguardaba a sus primos nativos del azote de este temporal de poniente que finalmente ha acabado con el, cansado quizás por los años de lucha y sacrificio contra el dios Eolo.

Descanse en paz, y que sus cenizas, que tomó de esta tierra, alimenten de nuevo a sus congéneres. En su caida, causo alguna rotura de ramas a un granado Punica granatum, y a un joven Ombú Phytolacca dioica, aunque milagrosamente las grandes ramas del ficus quedaron como enormes manos abiertas que quisieran y además consiguieran esquivar a los que hasta entocnes habian sido sus compañeros y vecinos de parcela.


FICUS RUBIGINOSA Desf. ex Vent.
Familia: Moraceae
Sinónimos: Ficus australis Willd. non Hort.
Nombre común: Higuera herrumbrosa
Lugar de origen: Australia.
Etimología: Ficus, nombre antiguo de la higuera. Rubiginosa, del latín robigo, que significa herrumbre, aludiendo al color del envés de las hojas. 






















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